Al principio pensé incluir esta entrada entre mis anécdotas policiales, ya que el primero de los «afectados» lo encontré por mi trabajo. Pero luego pensé que mejor hacía una entrada distinta, que la cosa merecía la pena.
Porque ¿quién no se ha encontrado o conoce a alguien con un nombre raruno? Yo he conocido muchos (recordemos el famoso «Jesús Supermán» de la anécdota policial nº8), pero como el del lunes pasado, ninguno. ¿Cómo se llama el pollo? Ni te lo imaginas…