Ahora que estamos en estas fechas, donde lo habitual (todavía) es ponerse hasta las orejas de comer, no se me ocurre nada más apropiado que presentar las maravillosas… ¡¡¡hamburguesas de mosquitos!!!
Ñam, qué hambre me está entrando…
(Visto aquí)
Ahora que estamos en estas fechas, donde lo habitual (todavía) es ponerse hasta las orejas de comer, no se me ocurre nada más apropiado que presentar las maravillosas… ¡¡¡hamburguesas de mosquitos!!!
Ñam, qué hambre me está entrando…
(Visto aquí)
Te crees muy listo, ¿verdad? Te crees el más chulo de tu barrio, ¿no?
Pues venga, dime qué es esto: (la respuesta, en el botón de «lee más»)
Veo mucha psicosis a mi alrededor, mezclada con buenas dosis de cachondeito nervioso, ante la llegada del 21 de diciembre de 2012, fecha que mucha gente se ha empeñado en señalar como el final de la humanidad.
No entiendo por qué tanta gente se encabezona en que los mayas dijeron tal cosa o tal otra. Si otra civilización viese nuestros ordenadores de los años 90 y comprobase que sólo estaban preparados para contar hasta el año 1999, ¿pensarían que nosotros suponíamos que en esa fecha se acababa el mundo? En fin…
Pues hablando con un amiguete (el maquero recalcitrante) le dije algo así como:
– Incluso si hubiera una extinción masiva, tampoco pasaría nada. Sólo sería otra más de las muchas que ya han ocurrido.
– ¡¡No jodas!! ¿Es que ha habido más?
Y aquí es donde uno se da cuenta de que no a todo el mundo le gustan los dinosaurios y los periodos geológicos (claro, luego soletegordo me llama friki y yo me cabreo, pero es que algo de razón debe tener). Pues sí, ya llevamos unas cuantas extinciones masivas.
No, no me refiero a las calamidades que nuestro querido presidente del Gobierno nos hace pasar con sus famosos «recortes». Ahí no hay dulzura.
Me refiero literalmente a lo que he escrito: asfixiarte con dulzura.
¿Alguien recuerda a Gina Carano? Hablé de ella hace tiempo y, por estas casualidades de la vida, me la he vuelto a encontrar por las procelosas aguas de la red de redes. ¿Haciendo qué? Pues asfixiando a un presentador de televisión. Con mucha dulzura, eso sí…
Sin apreciarlo, vivimos rodeados de gente con talento. Es cierto que son franca minoría, pero eso no quita valor a lo que digo. Al revés, cuando encuentras alguien así es una recompensa, como un poco de aire fresco en una habitación viciada por el humo.
Y estoy convencido de que el lugar de encuentro no aumenta las posibilidades de que éste se produzca. Es decir, no creo que tengamos más posibilidades de encontrarnos con alguien así en el museo del Prado que en el supermercado del barrio. El talento aguarda donde menos te lo esperas.
De no ser por Recortes, mi precioso perrillo, seguramente nunca habría conocido a Jesús (para vosotros, don Jesús David García; para mí, el dueño de Danko, el perro labrador con más paciencia del mundo). Se trata de un tipo amistoso, de conversación agradable y con esa luz del talento en la mirada que brilla especialmente cuando habla de lo que él mejor conoce: el cine.
Espero Estoy convencido de que más pronto que tarde oiremos hablar de él. Pero hasta que eso ocurra, podemos entretenernos con las creaciones del que parece ser otra de esas personas especiales, Iván Ruíz Flores. Jesús me habló de él, espera que trabajen juntos.
No dejes de ver esto, realmente merece la pena: