Fauna urbana: los «mi coche y yo somos uno»


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Hoy, en una visita que he hecho al banco junto con soletegordo, me he topado con un coche propiedad de una fauna urbana muy extendida: los «mi coche y yo somos uno».

Sinceramente, ¿alguien podría explicarme qué impulso puede tener una persona normal (me refiero con «normal» a «persona que no oye voces en su cabeza que le obligan a hacer cosas», no hay ánimo de ofensa) a «decorar» su coche hasta dejarlo como se puede ver a la izquierda?

Por suerte, mi amigo soyari no iba andando con nosotros porque estoy convencido de que, si él hubiera visto lo que alguien hizo con ese Peugeot, le habría dado un ataque al corazón.  Es un tipo sensible…

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El iPad de sus señorías


Aquí uno de los próximos utensilios que, probablemente, se auto-regalen sus señorías para poder ejercer correctamente su trabajo con(tra) todos nosotros.

Ahora que empieza el nuevo curso político y que se acercan las navidades, alguna persona tan hábil con las finanzas (ajenas) como poco ducho en el aspecto productivo de la tecnología ha decidido que sus Señorías, los di-puta-dos del Congreso, debían recibir un iPad 2 de regalo, algo fundamental para desarrollar su labor en aras de la memocracia.

Dicho y hecho.  Ya me imagino la escena:

Oye Señoría (¿se llamarán así entre ellos?), estaba pensando que por qué no nos regalamos un iPad 2, que se lo vi el otro día a un embajador y me he encaprichado de él.

– Hmmm… ¡buena idea! Con cargo a los gastos públicos, ¿verdad?

– Hombre, eso ni se pregunta.

– Pues estamos tardando.  Y, de paso, podíamos regalarnos un teléfono iPhone de última generación.

– ¡Y también el ADSL de nuestras casas! Total, si la masa borrega, ejem… quiero decir «nuestros queridos votantes» lo van a entender.  Nada, nada, hagámoslo. :mrgreen:

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Felicidad Nacional Bruta (FNB)


Según están las cosas, con los “Mercados” acechando y los Gurús pronosticando recesiones hasta más allá del 2013, me he puesto a buscar un lugar donde emigrar, por lo menos, hasta que todo esto pase. Y mira por donde, en un mundo que se caracteriza por la rápida urbanización, los medios de comunicación de masas, el capitalismo global y la degradación ambiental, he encontrado un país que, como los Galos de Asterix y Obelix, resisten valerosamente al invasor. En este caso al PIB (Producto Interior Bruto), creando su propia fórmula para medir su “riqueza” y esta no es otra que la FNB, la “Felicidad Nacional Bruta” Sigue leyendo