Venga, hace mucho que no cuento alguna anécdota policial de ésas que han hecho famosa a la policía de Pinto en el mundo entero. También es cierto que, desde que estoy en oficinas, no me pasan muchas cosas divertidas…
Pero hace poco estuve hablando con mi compañero Moisés (sí, el poli rockero) y él me contó una anécdota muy divertida. Vamos con ella.
Serían las tres de la madrugada cuando se recibió llamada en la policía avisando que se oían grandes voces en un domicilio particular. El compañero encargado del teléfono preguntaba a la llamante:
– ¿Pero qué dicen las voces, señora?
– Pues son gritos, unos gritos tremendos que dicen “¡¡LADRÓN!! ¡¡LADRÓN!!”.