Viajando ando: Euskadi y Navarra


Otra grandiosa entrega de la saga mundialmente premiada (mucho más que el puñetero Crepúsculo, ¡dónde va a parar!) conocida aquí como «Viajando ando«.  En esta ocasión por tierras del norte, Euskadi y Navarra.

¿A que está chula la composición? El GIMP es nuestro amigo.

Euskadi

Hace tiempo hice una encuesta para preguntar a la gente qué pasaría si llevaba mi coche con matrícula de Madrid y me paseaba con él por los pueblitos de Euskadi. Yo voté la segunda opción, esto es, que no iban a hacer nada al coche… suponía.

Bueno, pues ahora ya he ido allí, he paseado por mil barrios de Euskadi y he vuelto. He dejado el coche aparcado en distintas calles de Zarautz, San Sebastián, Getaria, Bilbao, Lekeitio, Hondarribia, Azkoitia, Vitoria, etc., y no he tenido ningún percance. Así que yo, de ahora en adelante, consideraré como una leyenda urbana eso que se oye tanto por Madrid: “si llevas tu coche allí, es muy probable que te lo rayen o le hagan algo”. Lo dicho, leyenda urbana, seguramente promovida por nuestra propia ignorancia pueblerina.

El viaje comenzó en San Sebastián, una ciudad preciosa. Merece la pena perderse y pasear entre sus edificios señoriales, su casco viejo, su paseo marítimo y sus paisajes.

Aquí San Sebastián. Ya me gustaría ver este paisaje desde mi pisito en Pinto.

Los pinchos son espectaculares y puedes comer muy bien allí, aunque no tiene nada de barato. Me llamó mucho la atención la forma de servirte en los bares de pinchos. Uno se sirve todos los que quiera y luego se lo dice al camarero “oye, que he cogido seis”, y ya está. Al final, te cobra por unidades, porque valen todos igual, aunque los calientes son más caros. No creo que esto funcionase en Madrid, ya lo estoy imaginando:

– Camarero, cóbrame que me voy.

– ¿Cuántos pinchos te cobro?

– ¿Qué pasa, que no lo sabes? Jejeje… pues he comido uno.

Y el tipo se habría comido cincuenta pinchos, claro. Por eso no creo que funcionase en Madrid. Una lástima. 😦

Pero no sólo hay pinchos en Euskadi.  La repostería de Vitoria es famosa y muy reconocida, aquí se puede ver el porqué:

Si hay un cielo para los diabéticos, debe ser así...

También me fijé mucho en que el euskara se habla de forma muy desigual en unos sitios o en otros. Mientras en San Sebastián apenas se lo escuché hablar a nadie por las calles, en otros sitios como Idiazábal o Azkoitia fue casi lo único que escuché.

¡Qué envidia me dan los que viven en comunidades bilingües! La chica del hotel rural donde soletegordo y yo estábamos alojados nos decía “¡Hay que ser bilingüe!”. Toma, pues claro. Pero es que nadie me dio la posibilidad de elegir. Por desgracia, en Madrid sólo se habla castellano. Y mal. Aquellos que viven en comunidades bilingües tienen una suerte enorme y una ventaja que no sé si saben valorar. Del mismo modo que hay muchos de los que viven en comunidades monolingües que tampoco se dan cuenta de lo torpes que eso nos vuelve. En fin…

Algo que me tenía intrigado era la presencia de los radicales en las calles de Euskadi. La verdad, fue mucho menos de lo que yo me esperaba. En muchas partes (demasiadas, en mi opinión) hay pancartas de euskal presoak y fotos de presos, pero poco más. La gente que me encontré resultó muy educada y amable, no me topé con malas caras ni contestaciones fuera de tono. Otra leyenda urbana, imagino, aunque también es cierto que no entré en ningún bar o restaurante que tuviese una pancartita de ésas en su puerta.  Y mucho menos, pancartas como ésta que vimos en una herriko-taberna de Balmaseda, Vizcaya.

Quizá la gente no sea tan complicada como nos quieren hacer creer sus políticos. Eso quiero pensar tras encontrarme con esta pintada en un pueblecito de Guipuzcoa llamado Alegría:

(clic para ampliarlo, merece la pena ;))

Pero no todo fue bueno. Hubo algo que no me gustó nada de Euskadi: su urbanismo.

Salvo honrosísimas excepciones (quizá Idiazábal y algún sitio más, pero sólo quizá) en todas las ciudades que visité me encontraba con horrorosas torres de muchos pisos, a menudo con más de diez alturas.

¡¡Toma pelotazooooo!!

Sí, ya sé que es extraño que lo diga un madrileño, donde hay torres en todos los lados, pero es que es así. Los pueblos y ciudades de Madrid son bastante feos, no cuentan con arquitectura propia y no tienen nada que “respetar” ya que apenas pasan de ser ciudades-dormitorio. Sin embargo, cuando uno viaja a una ciudad o pueblo situado entre montañas, con árboles y ríos por todas partes, con cascos históricos donde las casas se construían siguiendo unos modelos arquitectónicos y, en medio de todo eso, se encuentra con una torre de ladrillos de trece pisos… pues es como encontrarte una cucaracha en medio de un guiso delicioso.

Lo mejor: la gastronomía, el trato campechano de la gente, el entorno natural.

Lo peor: el urbanismo, la excesiva presencia de la política en las calles.

Navarra

No tenía una idea muy clara de Navarra.  En mi ignorancia, no sabía si me iba a encontrar con una especie de «Euskadi 2ª parte» o con algo totalmente distinto.  Ahora lo tengo mucho más claro: Navarra es muy distinta a Euskadi.

De hecho, la variedad de Navarra es tan enorme que, mostrando fotos del norte y del sur de esa comunidad, podrían parecer incluso continentes distintos.  Diversidad, mucha diversidad.  Desde la tupidísima selva de Irati, del norte, en esta foto

La selva de Irati, uno de los mayores bosques de hayas de Europa

hasta las desérticas Bárdenas Reales, de esta otra foto:

Aquí se han rodado películas del oeste americano. No es para menos.

Quizá sea por esa enorme variedad, Navarra me ha gustado todavía más que Euskadi.  Y eso que Euskadi me gustó mucho.

Para empezar, en Navarra comimos mejor (en cantidad y en precio) que en Euskadi.  Quienes nos conocen a soletegordo y a mí mismo, saben que hay que echarnos de comer un cacerolo bien grande para dejarnos satisfechos.  Y aquí nos dejaron muy satisfechos en varias ocasiones, como la descomunal y riquísima ración de migas que nos pusieron en el mesón Las Torres, de Ujué, posiblemente las mejores migas que yo he probado en toda mi vida.  Sin ninguna duda, si vuelvo a Navarra volveré allí expresamente sólo para comer otras migas.  Ñammmm… 😛

Habiéndose ganado mi corazón mediante el estómago, el resto del trabajo era cosa fácil.  Aún así, los navarros (y navarras, como diría cualquier politicucho tan políticamente correcto como ignorante) nos hicieron sentir como en casa, con un trato muy cercano, mucha amabilidad y también mucha sencillez.

Me gustó mucho el acento, la forma de hablar de los navarros.  Me recordaba mucho a la de los maños, la gente de Zaragoza, pero tenía un deje distinto que no sé explicar.  Soletegordo y yo nos quedábamos tan extrañados como divertidos cuando, al despedirnos de alguien, nos decían un «¡¡Bueno!!» casi gritado, en vez de decir «Adiós».

Hablando de los maños, nótese la diferencia al pasar de las carreteras navarras a las carreteras aragonesas:

Fíjate en el asfalto y verás la diferencia... (clic para ampliar)

También me fijé mucho en qué lengua usaba la gente por las calles.  Dado que es una comunidad con dos lenguas oficiales, castellano y euskera, me pareció curioso que apenas nadie usara ésta última lengua para hablar con su vecino o amigo cuando pasea por las calles.  Quizá sólo fue una impresión mía.

Y, pese a quienes se empeñan en incluir Navarra dentro del «estado vasco», sin embargo aprecié una enooooooorme disminución de los cartelitos «Euskal Presoak» que eran tan fáciles de ver en Euskadi.  La sensación que me llevé es que ese rollo no iba con ellos…

Pamplona es una capital de provincia realmente preciosa (el casco viejo, claro) que conserva comercios viejísimos donde no es extraño ver gente haciendo cola para conseguir un dulce artesanal, como se ve aquí:

Aquí venden pasteles, no el cupón de la ONCE

Algo espectacular para ver en Navarra son sus castillos, quizá los mejor conservados de toda España.  Porque, ¿a quién no le gustaría vivir junto a este castillo?

El castillo de Olite, toda una joya en medio de una ciudad

Pero es que no es el único caso.  Hay muchos más.  El castillo de Javier, por ejemplo.  Y no es que sea un castillo de un señor que se llame Javier, sino que el pueblo entero donde está ese castillo se llama Javier.  Y su castillo es éste:

El castillo de Javier

Resumiendo

Lo mejor: su diversidad, lo cuidados que tienen sus monumentos históricos y su espectacular gastronomía.

Lo peor: quizá la poca promoción que hacen de su tierra porque, Sanfermines aparte, ¿qué conoces de Navarra?

Pero las vacaciones se acaban demasiado rápido y hay que volver a Pinto, así que ya estamos aquí.  Seamos positivos: tanto aire puro me estaba haciendo daño… 😦

12 pensamientos en “Viajando ando: Euskadi y Navarra

  1. Me alegra que te haya gustado la tierra de los barscunes, caristios y vascones. Espero que hayas disfrutado del bosque de Irati (te aconsejo que leas sobre sus leyendas… 🙂 )

    Aquí en los madriles tienes también bares en los que la metodología pintxera que has visto se produce, cualquier Lizarrán 🙂

    Lastima que una tierra tan hermosa este TAN politizada 🙂

    PD: Tu coche se salvó, porque no andaba yo por allí 😛

    • Jajajaja… 😆 sí, estoy seguro de que se salvó por eso, pajarraco.

      Un abrazo.

      P.D.- Buscaré leyendas del bosque de Irati, lo prometo.
      P.D.2.- También buscaré bares Lizarrán, eso quiero verlo aquí.
      P.D.3.- Qué lástima lo de la politización, qué gran lástima… 😦
      P.D.4.- ¡¡Me alegra mucho que vuelvas a actualizar tu web!! La verdad, ya no lo esperaba, ha sido una alegría extra para hoy.

  2. Ya te comenté que no os ibais a arrepentir. ¿A que es una ciudad con encanto? Y de comer, bien y hasta los «güevos», con clase. Pues nada, a repetir que tiene mucho por descubir: Orio, Guetaria, Oyarzum, Zarautz (el rinco de K. Arguiñano (rico, rico y con fundamento, aunque eso si, te pega unos palos que se te quita el hambre hechando hostias), ect.
    Salud y Libertad.

    • Más que una sola ciudad, son todas las tierras las que tienen encanto. Euskadi me gustó mucho y tiene un entorno grandioso.

      De todos modos, como digo en la entrada, Navarra me gustó aún más. Comí mejor y no tan caro, y a mí se me conquista por el estómago.

  3. Me alegro mucho de que te hayan gustado Euskadi y Navarra (Y que no te hayan hecho nada en el coche 🙂 ).
    Coincido contigo en el contraste de las grandes torres con las casas tradicionales en algunos sitios y añadiría el ambiente industrial de algunas zonas (Como Irún o la zona de Mondragón), algo que hace un flaco favor a su gran paisaje (por no hablar de la mierda de autopista que tienen…).
    Navarra, No puedo estar más de acuerdo contigo (aunque eso te moleste jeje), uno no se imagina lo alucinante y variado de sus paisajes hasta que los descubres in situ. Menos politizada que el País vasco (salvo el norte limítrofe con Euskadi), gente amable, buena gastronomía, muy buenas carreteras, sigue una promoción turística basada en el boca a boca que espero nunca llegue a masificarla.
    P.D.: Lo de la Selva de Irati es de ensueño, volveré….

  4. Me alegra que te gustara mi segunda casa. No se si te he comentado alguna vez que me hicieron hijo adoptivo de Pamplona, jjejejejj

    Despues de leer tu entrada poco mas tengo que añadir. Yo voy muchisimo a Pamplona y no suelo oir hablar a casi nadie en Euskera. Ningun amigo mio lo habla, solo se habla en los pueblos cerca de la frontera (y ni ganas que tienen).

    Cual sera vuestro proximo destino???

  5. Me alegra mucho que te gustaran nuestras tierras. Entiendo perfectamente a que te refieres con que las torres de edificios estropean el paisaje enteramente, pero es un legado de la industria y del crecimiento de los pueblos. Pueblos como Errenteria pasaron de 3000 habitantas a 30.000 en 3-4 años, y claro. Por cierto, ¿sabias que Eibar se estudia en las escuelas de ingenieros, como ejemplo de como NO hacer una ciudad?, si vas entenders porque.
    Lo del euskara en Navarra es una pena, porque fueron los que lo crearon (por algo los romanos le llamaron linguae navarrorum)

  6. En eso tenéis razón,Eibar es horrible sobre todo la plaza Unzaga que ha cambiado mucho y está dividida por una carretera con colas y ruidos.
    Pero sigue habiendo pueblos al antiguo estilo con calles empedradas y estrechas y mercados y casitas rústicas de adobe.Lo mejor es darse una vuelta por la tranquilidad de los caseríos,apartados de la zona industrial aunque estén un poco altos(sobre todo zona de montaña) porque ahí se vé como se vivía hace mucho tiempo y muchos siguen viviendo como antaño.Al final todo tiene su toque,y cada zona es especial si sabes donde mirar,lo que importa es disfrutar.
    Abrazos

  7. Me alegro que por fin uno de Madrid o de donde sea,vea que en Euskadi no se rayan los coches de otros lugares,es que aquí quemar un contenedor sale en la tele y en Madrid o Barcelona no,pero lo de Navarra si vas otra vez te recomiendo la ruta de Leitza, Lekunberri, Altsasu, Etxarri-Aranatz,la zona del Bidasoa de Bera y Etxalar,y zona de pirineos como Burguete o Luzaide,o el caso viejo pamplonica,que hay herrikos o Villaba seguro que ves pancartas y veras que en muchos caseríos y en los pueblos de por hay,hablan si vas en euskera ellos,contigo como no,hablaran radicalmente castellano y con educación,eso te lo garantizo.Un abrazo aventurero,hasta otra.Agur

  8. Es ya 2014, lo he leído un poco tarde, pero me ha encantado leerlo!!!! Soy navarrico, de la zona de Sangüesa y me encanta escuchar qué opinan de nosotros los de fuera. Me alegra que te llevaras buen sabor de boca tanto de nuestros vecinos de Euskadi, como (y sobre todo) de nosotros, Navarra.
    ¡BUENOO! ¡Pues un saludo muy grande! 😉

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